Por Divandino
En
medio de la algarabía por el segundo triunfo de la Selección Nacional de Fútbol
ante su similar de Corea del Sur y de las multicampañas políticas en la capital
veracruzana, un oasis musical rescató la paciencia, la ilusión y la alegría
extraviadas de muchos xalapeños. Una de las mejores bandas de rock mexicanas
abarrotó el Gimnasio de la USBI Xalapa con un recital de ensueño, lleno de
música y ovación.
Una
tarde húmeda, todavía con los resquicios de la segunda victoria mexicana en el
mundial de Rusia. Una cola inmensa de adolescentes, jóvenes y chavorucos que
esperaban entrar al recinto deportivo, una gran mayoría todavía con las
playeras del “tricolor”, prestos para corear a León Larregui y compañía.

Originarios
de Barcelona –tal como se presentó su vocalista-, Dorian abría este concierto
con temas de su reciente álbum llamado Justicia
Universal, incluyendo el sencillo “Noches Blancas” y el tema homónimo al
disco. Lo más sorprendente fue la respuesta del público, coreando la mayoría de
las canciones, respuesta que ni la misma banda esperaba; cerró de manera delirante
con su hit que invadió las listas “indie” en Latinoamérica, “Tormenta de
Arena”.
Bastaron
solo quince minutos para que las luces se apagaran nuevamente y empezara a
sonar un clásico del burlesque mexicano, “Cuidadito”, una canción de la mítica
María Victoria con sabor a barrio y al México de antaño. Pero, si en la gira
360 de U2 sonó como previo el tema “Space Oddity” del gran David Bowie, por qué
no en esta gira de Zoé sonaría un guapachoso tem
a de quien estelarizara el
programa de tv “La Criada Bien Criada”.
Con
un escenario vanguardista que emulaba una pirámide invertida y una iluminación
muy ad-hoc, con la temática de su disco Aztlán, Zoé apareció ante un público
entregado al 100 por ciento desde la primera canción.
La
banda estelar abrió su set con temas precisamente de este último material, como
“Venus”, la balada de humor adolescente “Azul”, “No Hay Mal Que Dure”,
“Renacer” y “Temor Y Temblor; bloque aderezado con hits infaltables como
“Nada”, “Arrullo de Estrellas”, “Paula”, “10 AM”, entre otras, en las que los
casi 4 mil asistentes corearon sin cesar.
Tal
era la emoción y el fervor por tener a unos cuantos metros a sus ídolos, que
dos chicas se fundían a besos en medio del clamor, el humo y la pasión: que
alegría, quizá, además de ver a sus ídolos, celebraban también el “Gay Pride” del
sábado 23 de junio. Otros gritaban al unísono, tratando de ser un Zoé más.
El
controvertido León Larregui, vocalista de la banda, lució un jorongo tipo
Chavela Vargas y un look al puro estilo andino –aunque también con sus gafas se
parecía mucho a Charly García-, haciendo gala también de su tan criticado
discurso ambiguo: se la pasó hablando entre las pausas breves de su setlist
sobre la llegada de Quetzalcóatl y del reciente solsticio de verano. Pero ya es
tan común su vaga personalidad, que los fans lo ovacionaron en todo momento.
Es
digno de reconocer el profesionalismo y la producción de un buen espectáculo.
Como lo comentamos al inicio, el escenario y la iluminación le dieron ese halo
de ensueño o viaje astral; claro, a tono con el concepto de su disco Aztlán (que
refiere a aquella ciudad sagrada de donde, se dice, partieron los Aztecas para
buscar la tierra prometida), pero también con la inspiración del mismo
Larregui: las estrellas, el cosmos y el universo interior de cada ser humano.
La
interacción entre Zoé y el público fue total. En repetidas ocasiones coreaban
las letras completas de los temas, como en el caso de “Fin de Semana” y “Labios
Rotos” cuya versión sonó menos suave que en su MTV Unplugged de hace algunos
años y que, por cierto, fue la única inédita de aquel material.
Fue,
curiosamente, promocionando su álbum desenchufado (Música de Fondo) que Zoé se presentó también en el Gimnasio de la
USBI en el ya lejano 2011, aquella vez con la presencia de Denisse Gutiérrez
–aka Lo Blondo para la banda-, vocalista de Hello Seahorse.
Después
de interpretar el más reciente single “Hielo”, Zoé daba por terminado esta
larga primera parte del concierto, bajo un intenso “encore” del respetable con
porras, gritos y aplausos. Las luces se apagaban, mientras ya en la pantalla
triangular se proyectaban ciertas pulsaciones luminosas, acompañadas de un
extenso intro del siguiente corte.

Fueron
dos horas en que los xalapeños se conectaron con la banda, que junto con Café
Tacuba y Molotov, gozan de fama, talento y del respeto dentro del circuito
rockero nacional. Zoé demostró que, hoy en día, es un referente del rock
mexicano cuya propuesta ha conquistado otras fronteras. Un ejemplo de ello es
su reciente presentación en festivales de talla internacional como el Lollapalooza.
Este
recorrido hipnótico cerró de manera apoteósica con el tema “Love”, con un León
Larregui agradeciendo al público xalapeño su apoyo y entrega total. Después del
último acorde, inmediatamente se encendieron las luces del recinto deportivo
universitario. Fin del viaje sonoro.
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EL
PALOMAZO
Algo de Zoé, de lo más coreado en el
concierto:
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