Por Divandino
Como
dicen los abuelos, “el tiempo se va como agua”. Y en efecto, más de 20 años
tiene este dúo de hacer música para los siempre ávidos de nuevas propuestas
musicales. Desde finales de los 90’s, la entonces invasión de grupos tapatíos y
regios inundó al país de rock, hip hop y sonidos alternativos; quien no
recuerda a Control Machete, Kinky, Cartel de Santa, Zurdok y Plastilina Mosh, solo
por mencionar algunos.
Es
precisamente el dúo regiomontano Plastilina Mosh, conformado por Alejandro
Rosso y Jonás González, que ha estado en la escena musical con sus respectivas
pausas desde que apareció su primer EP “Niño Bomba”, con el cual, por cierto,
saltó a la fama no solo en México, sino a nivel internacional; enfundándose en
la casaca de la música alternativa nacional.
Resulta
muy difícil encasillar a Plastilina Mosh con algún estilo o género, pues su
esencia siempre es y ha sido la experimentación: pueden ir de un ácido hip hop
a un break beat plagado de texturas jazzísticas y onda muy lounge. Quizá en sus
inicios emparentaba más con unos Beastie Boys o Cypres Hill, después se
acercaba mucho al trabajo que hacía Beck o incluso de The Chemical Brothers;
pero siempre, siempre sus temas plagados de ese “valemadrismo” e irreverencia,
donde rapeaban lo mismo en inglés que español o incluso portugués y que
incorporaban esos tintes “kish” sesenteros.
Esa
experimentación de los platilinos sigue tan vigente como su hit “Mr. P. Mosh –cuyo
video revivió a la diva del burlesque mexicano Lyn May- y la prueba fue su
presentación que tuvo el pasado 6 de mayo en el Teatro del Estado de Xalapa,
junto con la Xalli Big Band. Un concierto “sui géneris” y que aderezó el cierre
de la Feria Internacional del Libro Universitario -la FILU UV- en su edición
2018.
Tras
una pausa de casi 10 años y esporádicas presentaciones en los festivales Vive
Latino y Pa’l Norte, la dupla regia regresó a los escenarios en este 2018 con
nueva producción discográfica –a presentarse en breve- y con un ensamble
memorable. Lo mejor, en Xalapa.
Poco
después de las 8 de la noche, noche dominguera en la Sala Emilio Carballido del
Teatro del Estado, sonaron los primeros acordes de la magnífica Xalli Big Band
UV, dirigida por el maestro Raúl Gutiérrez Villanueva, y las voces de los casi
cincuentones Plastilina Mosh, acompañados por una gran corista del cono sur
–que, por cierto, pasó desapercibida-.
El
recital inició con “Milllionaire”, una rola muy groove y con la cual rompían un
poco lo frío de un sintetizador o de un beat programado electrónicamente –tal
como suena la versión original- y lo convertían en un sonido más orgánico
dibujado por percusiones y trompetas. Y así fue la tesitura con las 9 canciones
restantes que interpretaron.
Siguieron
con “Ja Ja ja”, primer sencillo que se desprende de su más reciente producción
discográfica y que, como ellos mismos lo anunciaron, la estarán presentando muy
pronto. Después interpretaron “Banano’s Bar y “Kinkinazo”, tema cuya frase
sampleada (ahhh ki ki ahhh ki ki!) recuerda el legendario programa de tv “La
Carabina de Ambrosio”.
Con
un teatro no tan lleno pero con un público lleno de actitud, donde cuarentones
y millenials se mezclaban, Plastilina Mosh y la Xalli Big Band prendieron con
un arreglo más que guapachoso de “Nalguita”, donde Alejandro Rosso, Anita la
corista y el maestro Gutiérrez bailaban sincronizados en el escenario.
Quizá
un poco austera la producción, pues solo contó con una discreta iluminación y
una pantalla al fondo del estrado donde se proyectaban algunas imágenes,
incluyendo logotipos del propio Plastilina Mosh; aunque, por supuesto, la magia
radicó en la música y en el ambiente cálido, casi íntimo, que se vivió en el
Teatro del Estado.
En
ese tenor, sonaron las notas vibrantes de “Ode To Mauricio Garcés” (Oda a
Mauricio Garcés), uno de los temas cuyos arreglos lo redimensionaron e hicieron
viajar en el tiempo; un homenaje al gran actor de la cultura “lounge”. Fue
también, donde el virtuosismo de la big band se hizo presente con extraordinarios
“solos” hilarantes.
Le
siguieron canciones como “Human Disco Ball” –un original house muy en la onda
Daft Punk pero ahora transformado en una secuencia de batería y sax- y, el
momento cumbre, la interpretación de su clásico, el “Mr. P. Mosh”, con el que
el respetable se levantó de su butaca con más enjundia y participando de una
ola futbolera alentada por los plastilinos.
Además
de rapear y cantar sus temas, tanto Alejandro como Jonás tocaron teclados y
guitarra, respectivamente. Es bien sabido que son buenos músicos y también
genios detrás de la consola, sobre todo Alejandro Rosso, quien ha producido a
diversas bandas como Jumbo y Volován. Asimismo, Jonás forma parte desde hace
algunos años del grupo Band Of Bitches (por si han escuchado el “Noreste
Caliente”).
A
medio concierto, este par de músicos irreverentes sintieron la ausencia de una
fría y deliciosa cerveza, argumentando ellos mismos que era un evento cultural
y que seguirían tomando refrescos (las risas y carcajadas no hicieron esperar entre
el público). Aunque Jonás sí estuvo casi todo el tiempo con su vapeador, ese
cigarrillo electrónico muy de moda en los últimos años. –Al final del
concierto, sí les llevaron sus respectivas “chelitas”-
“Pervert
Pop Song” –y no “Castígame”, como varios la pedían- fue la penúltima canción
que interpretó este gran ensamble y con lo que coronaban el experimento sonoro
que demostró que la música no tiene fronteras y que es capaz de fusionar
estilos diferentes entre sí.
Entre
broma y broma, recordando anécdotas de sus inicios en su natal Monterrey, Plastilina
Mosh destacó el valor cultural de la FILU y de la importancia que guarda en
este aspecto la capital veracruzana. Recordaron que fue a principios de este
año cuando fueron invitados a participar en este evento, junto con los jóvenes
talentosos de la Xalli Big Band UV.
Como
solo fueron estos temas que armaron junto con la big band, para cerrar con
broche de oro el recital, los plastilinos interpretaron nuevamente el “Mr. P.
Mosh” para gusto del respetable, que en todo momento coreó y aplaudió este y
todos los temas anteriores.
De
colofón, y no por dejarlo al final es menos importante, resulta curioso
mencionar que la extraordinaria voz de la corista que acompañó a Plastilina
Mosh en esta presentaciónm fue nada más y nada menos que Anita Álvarez de
Toledo. Es la ya madurita y guapa cantante argentina que fue corista del gran
Gustavo Cerati en su última gira y que incluso protagonizó alguno de los videos
del disco “Fuerza Natural”; amén de haber sido corista del otrora rockero
argentino Fito Páez.
Sin
embargo, resultó un tanto extraño que el dúo regio no resaltara el currículum
de su corista en turno que, hoy en día, vive en la CDMX y está por grabar un
disco en el estudio de Molotov. Habrá que recordar que Anita Álvarez ya ha
colaborado con el también dúo electrónico Telefunka en Guadalajara.
La
fiesta literaria que organiza nuestra máxima casa de estudios, la Universidad
Veracruzana, apostó por un cierre magnífico; un concierto fuera de serie entre
Platilina Mosh y la Xalli Big Band, donde el rock y la electrónica se fundieron
con el mejor acid jazz.
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E-Mail: lalibelularadio@gmail.com
EL PALOMAZO
Aquí
un poco de este concierto suigéneris:
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