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viernes, 1 de diciembre de 2017

El rock del averno

Por Divandino

La música es un vínculo social y una herramienta de expresión en diversos ámbitos, desde el político y cultural hasta el religioso. En particular, el rock ha sido relacionado con lo negativo, lo prohibido, lo oculto, lo políticamente incorrecto; dentro de la balanza musical, el rock es el que muchas veces ha representado lo pesado, lo vulgar, lo feo y maloliente, lo negro y lo bajo.

Si una balada armoniosa y cándida es considerada como celestial, casi casi como un coro religioso, una pieza de heavy metal es referente a una oda infernal o una retorcida canción que ahuyenta a las buenas conciencias. Aunque esto no puede generalizarse, si representa la percepción de buena parte de la población, aquella que ahora se divierte con letras que magnifican el machismo –caso reggaetón- pero se escandalizan con una simple letra de Zoé al pensar que glorifican el uso de las drogas.

Es cuestión de enfoques y, sobre todo, de gustos el que escuchen un género o un estilo diferentes entre sí. Es relativo el que la gente pueda entender de una u otra manera alguna canción, pues hoy en día una rola de “banda”  o “duranguense” puede ser más peligrosa que una de metal, por ejemplo: mientras la primera llega a glorificar a un narcotraficante o banalizar una actividad ilícita, la segunda puede hacer referencias a demonios o seres desconocidos, aunque habría que diferenciar cuál de ambos ejemplos está más cerca de la realidad.

Desde sus inicios, el rock ha sido motivo de críticas. Sus precursores, como Elvis Presley, Little Richard o Jerry Lee Lewis, eran acusados y señalados por hacer apología del desenfreno y las bajas pasiones; por ejemplo, Elvis escandalizó a las mamás de las jovencitas en los 50’s tan solo por su contoneo de caderas y sus letras –decían- muy sensuales.

Grandes íconos internacionales como The Rolling Stones han dado de qué hablar en esta mentada relación del rock y las fuerzas oscuras. Su álbum Their Satanic Majestic Request (Al Servicio de sus Satánicas Majestades) –de ahí el mote con que suele llamársele a esta banda longeva-, así como su clásico “Sympathy for the Devil” (Simpatía por el Diablo) lograron grandes ventas pero también su fama de satánicos. Incluso sus guardaespaldas fueron ni más ni menos que los no menos perversos integrantes de la pandilla Hell’s Angels.

El clásico de clásicos del rock “Stairway to Heaven” de Led Zeppelin fue señalada en su momento como una canción que contenía mensajes satánicos ocultos. Su guitarrista insigne, Jimmy Page, tenía fama de ser amante de la ouija –ese jueguito que despertó al espíritu maligno en El Exorcista y demás cintas de terror- y de que vivió en una casa que había pertenecido al mago satánico Aleister Crowley en Escocia, cerca del mítico Lago Ness.

Ya que mencionamos a este oscuro personaje de principios del siglo XX –que más que un mago siempre fue tildado de pervertido y enfermo mental-, el vocalista de Black Sabbath, Ozzy Osbourne, le dedicó el tema “Mr. Crowley”, ganándose el repudio de los grupos conservadores y religiosos.

The Beatles, esas máximas figuras de la música de todos los tiempos, tampoco pasaron desapercibidos en este tufo maligno del rock. Tras su viaje a la india con sus respectivas experiencias con gurúes y luego de sacar al mercado su disco The White Album, el cuarteto fue señalado de incluir en los temas de este disco mensajes provenientes del mismísimo infierno.

AC-DC es otra de las bandas de metal que también atizó la inquietud y molestia de los círculos puritanos de la sociedad, sobre todo la norteamericana. Su hit “Highway to Hell” ganó muchos seguidores a la banda en todo el mundo y otros tantos detractores que no le hicieron mella a su éxito; en los conciertos la rola era escenificada con un disfraz con cuernos y cola, imitando al malvado patas de cabra, por parte de su guitarrista Angus Young.

La banda del llamado black metal, Venom, tenía temas muy explícitos en sus discos como “Aliados de Satán” o “Bienvenido al Infierno”. Cuentan los enterados, que en alguna ocasión les fue prohibida la entrada a Estados Unidos debido a los reclamos insistentes de grupos cristianos. Por cierto, estos mismos grupos trataron de censurar el clásico álbum de Iron Maiden The Number of the Beast –o el Número de la Bestia-.

Tras el éxito de Iron Maiden con ese polémico álbum, provocado por el escándalo del supuesto satanismo, otras bandas del género como Twisted Sister, Mötley Crue y Ronnie James Dio, trataron de generar el mismo efecto a través de temas que se relacionaban con las fuerzas malignas y con portadas muy sugerentes.


Que decir de Kiss, esa banda que basó su éxito en sus rostros maquillados, los vómitos de sangre y una lengua extra larga, todo una puesta en escena para ganar adeptos y seguidores –aunque hay que reconocer que sí eran y son buenos músicos-. Se llegó a mencionar que el nombre de la banda era una especie de acróstico cuyo significado era Kids In Satan Service, algo así como Chicos al Servicio de Satán. Todo era parte del show.

Alice Cooper, mejor conocido como La Bruja, era famoso por su teatralidad en sus conciertos, pues siempre simulaba que destazaba a algún animal o decapitaba a una persona con una guillotina, como parte de un ritual. El mismo Ozzy Osbourne gustaba de masticar roedores de utilería durante sus presentaciones, hasta que alguna vez alguien le aventó un murciélago real y le arrancó la cabeza de un mordisco, por lo que tuvo que ser vacunado más tarde contra la rabia.


De manera un poco más reciente, ya en los lejanos 90’s, Brian Warner reclutó a un grupo de músicos cuyos sobrenombres generaran controversia y escándalo. Por ejemplo, él mismo se hizo llamar Marilyn Manson cuyo nombre era la mezcla entre el de la máxima diva del cine, Marilyn Monroe, y el del asesino más famoso de la historia en Estados Unidos, Charles Manson –por cierto, fallecido recientemente-; así a su guitarrista lo hizo llamar Twiggy Ramírez, mezclando los nombres de una singular modelo y un asesino serial. Y la fórmula pegó con tubo, pues generó altas ventas alrededor del mundo –aunque hoy Marilyn Manson ya causa más ternura que asombro, todo cambia-.

En la Unión Americana un comité conformado por esposas de varios senadores creó el famoso Parents Music Resource Center cuyo activismo en pro de los contenidos sanos en la música logró que la industria de la grabación norteamericana, la Recording Industry Association Of America, incluyera un aviso, un pegote, en los discos cuyo contenido fuera considerado como nocivo para las audiencias. Dicha medida afectó económicamente a varios grupos y artistas de rock, extendiéndose más tarde a otros géneros como el rap y el hip hop.

El rock y su relación con el satanismo o las fuerzas el mal siempre fueron una fórmula que le dio por muchos años aceite a la maquinaria del espectáculo. Y no sólo el rock, también a las estrellas del pop como Madonna, con aquellos temas y videos que desafiaban a la iglesia católica, o ejemplos más actuales como Lady Gaga. Vaya, en algún momento, se dijo que en México los discos de Gloria Trevi contenían mensajes ocultos.

Lo cierto es que, por los siglos de los siglos, en mayor o menor medida, siempre habrá voces en contra de discos o canciones, ya seas de rock, pop, hip hop o cualquier otro género. Mientras que el escándalo siempre será una estrategia de marketing en la industria musical.

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EL PALOMAZO
Aquí les dejo algunos temas cuyo contenido es supuestamente satánico y con mensajes ocultos, aunque algunos muy explícitos:




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