La Libélula
Por Divandino
Reconocer la aportación musical de muchas
bandas y cantantes en sus similares de generaciones posteriores implica hablar
de temas, de sonidos y de modas. La herencia musical que los llamados “grandes”
han dejado es inmensa; es un bagaje que ha servido de inspiración para cientos
o, incluso, miles de proyectos
alrededor del mundo, mismos que han revitalizado y perpetuando al rock, no solo
como género, sino como actitud.
En la entrega pasada abordamos algunos
nombres que han influido en diferentes propuestas en los últimos 40 o 50 años,
bandas y solistas que se han ganado aquel mote de “vacas sagradas” y que la
mayoría tiene un lugar en el Salón de la Fama del Rock & Roll: ahí donde se
encumbran las voces y los sonidos que han hecho historia.

Si hablamos de México es
mencionar nombres que van desde los grupos de cover como Los Teen Tops, Los
Hooligans o Los Rebeldes del Rock, quienes a pesar de hacer copias del rock ‘n
Roll norteamericano un tanto rosas, sentaron las bases para que la juventud
empezara a identificarse con esa cierta “rebeldía” musical. También en la
provincia mexicana había propuestas de este tipo, como Los Rockets en
Monterrey, Los Flamers en Veracruz –si, los de Roberto Bueno que luego hicieran
famosa la “chunchaca”- y Los Baby´s en Yucatán.
Pero definitivamente bandas como
El Tri –o El Three Souls In My
Minds como se le conoció en sus inicios-, los Dugs Dugs o La Revolución de
Emiliano Zapata sentaron realmente las bases de un movimiento de rock nacional.
Aunque en sus inicios, sus canciones eran interpretadas en inglés y más tarde
incluirían temas ya en castellano.

Mención especial merece
Javier Bátiz, quien siempre ha presumido ser el maestro de guitarra del
mismísimo Carlos Santana, es uno de esos baluartes del rock rupestre que brilló
en los 70 y que pasó varias temporadas y décadas completas en el underground.
Hace muy poco, en el mes de mayo, fue objeto de un merecido homenaje en la CDMX
por su contribución a la música y a la cultura capitalina.
Otros que aportaron a la conformación del rock
nacional fueron, sin lugar a dudas Rockdrigo González, aquel trovador citadino
que falleció en el sismo del 84 y que es padre de Amandititita. El guitarrista,
poeta, panista y cantante Guillermo Briseño le dio personalidad y calidad
lírica; aunque no destacó de manera comercial, muchos compositores y rockeros
de corazón le deben mucho a este gran músico.
Qué decir de El Tri de Alex
Lora, que ha sido muy criticado al volverse más comercial –dícen los puristas-
pues sus orígenes eran los llamados “hoyos fonqui” y luego grababan con
disqueras transnacionales. Lo cierto es que es una de las bandas insignes de
“nuestro rock” y una leyenda viviente que le ha dado presencia al género desde
los 60 hasta nuestros días.
Producto de la invención
mercadológica en los años 80, llamada Rock en Tu Idioma, surge otro gran
movimiento para posicionar el rock en español. Tanto bandas mexicana, como
argentinas y españolas, se encargaron de crear toda una moda que con el tiempo
perduró diversificándose en otros géneros no muy difundidos en México, en aquel
entonces, como el hip hop, el reggae, el ska o el rock fusión.

Quizá una tercera etapa es
cuando surgen nombres que también han sido elementales, no solo para mantener
el rock como género, sino para diversificarse en otros géneros y tendencias.
nombres como Dildo, Porter, Los Rebels Cats, Plastilina Mosh o el Colectivo
Nortec –que ahora solo quedan Bostich y Fussible-, Le Butcherettes, Caloncho, Enjambre, y Hello Seahorses, entre muchísimos
más.
A mediados de los 90 se
popularizó el festival Vive Latino en la CDMX, que se ha convertido en todo un
foro para las bandas consolidadas y las nuevas promesas, no solo del rock
nacional, sino del latinoamericano. A partir de esta plataforma, años después
surgen otros festivales que, ante la decadencia de la industria discográfica,
se convierten en una suerte de mecanismo de promoción.
Hoy en día, no podríamos
hablar solo de rock mexicano, sino de una conjunción de subgéneros y estilos
alternativos que tratan de ganar adeptos entre las nuevas generaciones;
hablamos del movimiento “indie nacional”, que en su mayoría son propuestas
musicales que graban con sellos discográficos independientes y, por otro lado,
usan las redes sociales como uno de sus foros principales de promoción.
En la siguiente entrega,
abordaremos lo referente a las propuestas que le dieron peso y presencia al
rock en español desde España, Argentina, Chile, Colombia y otros países
latinoamericanos.
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EL PALOMAZO
Aquí les dejo uno de tantos
temas de Café Tacuba, una de las bandas insignes del rock nacional.
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